Por Ana Serrano, Fundadora y CEO de Proyecto DEI
Se denomina estimulación oportuna a:
La acción de ofrecer un ambiente rico en estímulos sensoriales, de descubrimiento, aprendizaje, oportunidades de movimiento motor y de comunicación a las niñas y niños, desde el embarazo y durante los primeros años de vida de los niños.
Se considera al bebé, niña o niño, en su entorno familiar y socio cultural.
Cada cultura, cada espacio ecológico ofrece un entorno rico en estímulos sensoriales derivados del contexto: Urbano, rural, montaña, plano, bosque, desierto, así como, un marco socio cultural con valores, definiciones de lo que se espera de un niño o niña a cada edad enmarcando los desafíos culturales.
Se considera una ventana de oportunidad para la maduración del cerebro, partiendo de la plasticidad cerebral.
El cerebro pasa por un período único de maduración, en el que se generan millones de conexiones. Que facilitarán el aprendizaje y la salud emocional del individuo a lo largo de su vida. El cerebro es un órgano social y necesita de sus vínculos afectivos para madurar.
El foco de la estimulación oportuna es el cuidador (madre, padre, abuelo, tutor, maestro) que será la figura que organice el ambiente óptimo de crecimiento.
El cuidador necesita regular sus propias emociones para poder ser un co-regulador de las emociones del bebé o niño pequeño. En este sentido se busca el bienestar del cuidador como una condición indispensable para generar un ambiente cálido y propicio.
Así como en la búsqueda de interacciones sensibles y cariñosas, con reciprocidad y respeto, conociendo las etapas de desarrollo y conociendo al niño o niña en particular.
El término “oportuno” se refiere a evitar un desarrollo precoz, favoreciendo por contraste un desarrollo armónico, en equilibrio, culturalmente pertinente.
El trato sensible y cariñoso es indispensable y reconocido por las corrientes contemporáneas de atención a primera infancia.
Tiene una meta de armonía entre las facetas de desarrollo, (motricidad, desarrollo mental, de lenguaje) teniendo como sostén del desarrollo los vínculos afectivos y el desarrollo emocional. Buscando que el niño o niña tenga autonomía y vaya desarrollando auto regulación, para enfrentar a los futuros retos escolares y sociales.
Los bebés, niños y niñas, que reciben estimulación oportuna a través de sus cuidadores, van teniendo los pre requisitos para la escolaridad y para la vida.
Se diferencia de la corriente de estimulación temprana, que enfatizan de manera puntual el hiper desarrollo intelectual y motor. Valorando los logros precoces, que pueden generar un desequilibrio en el ambiente familiar.
La corriente de estimulación temprana considera al bebé o niño pequeño como un alumno, al que es necesario estimular para mantener y mejorar sus habilidades y que desarrolle su máximo potencial.
La corriente de estimulación oportuna considera a la diada, o al individuo en su entorno familiar o social.
La estimulación oportuna reconoce que el cerebro es plástico y cuando un bebé, niño o niña tiene alguna dificultad en el desarrollo, (alteraciones en tono, prematurez, retraso, alteraciones sensoriales, etc.) es de vital importancia, reconocerla y actuar a tiempo. Los ejercicios especialmente diseñados para estos niños y niñas, realizados con mayor intención, frecuencia y dosificación pueden hacer la diferencia.
“Alimento al desarrollo, que no entra por la boca y se digiere en el sistema digestivo, sino que entra por la piel, por los ojos, por los sentidos y se digiere en el cerebro y en el corazón”.
Definición de Ana Serrano de la estimulación oportuna
Esta definición, si bien sencilla permite la analogía de la desnutrición (falta de estímulos oportunos, de respuestas sensibles y cariñosas y de ambientes ricos de exploración) y de la indigestión (sobre estimulación, saturación de ambientes y de actividades, sobre exigencia). De la misma manera permite la analogía de la pertinencia.
No se le puede dar frituras a un recién nacido, ni papilla a un niño grande. Y hay una sazón cultural de la estimulación. Es diferente la sazón de los esquimales a la de Tokio.
La estimulación oportuna y vínculo prenatal. También se distingue de la estimulación temprana.
El énfasis se sitúa en la regulación del estrés, el vínculo con el bebé por nacer, con acciones naturales y cotidianas como platicarle al bebé, escuchar música, buscar bienestar y respiración, movimiento, naturaleza, arte, etc.
PERIODOS QUE ABARCA LA ESTIMULACIÓN OPORTUNA
Hay dos criterios:
Los primeros 1,000 días, que abarca desde el embarazo a los dos años de edad.
Los primeros 2,000 días, que abarca desde el embarazo hasta los cinco años de edad.
En ambos bloques, se reconoce la formación de procesos de enorme trascendencia para la vida. Personalidad, autosuficiencia, habilidades para la vida, movimiento, etc.
Ana Serrano
Fundadora y CEO de
Proyecto DEI
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